martes, 31 de octubre de 2017

¡Albricias!



Con romances, ¡albricias!
con señas y riñas.

El suspiro queda quieto
en el aire,
       arremolinando los deseos
que cesan y expelen
ostias.

Duda cuánto tiempo
estuviste -y detuviste-
   corrigiendo aciertos
o ensayos, muecas
y espantos,
         fingiendo
que tus manos
son remedios y no
   encantos.

Dale y ejercita
el abdomen de la codicia

mira tus rodillas
alucinadas
        en estanques de risas desmedidas.

Los pueblitos observan
el desvanecimiento y el ocaso
               con la nitidez
y la desgana del que sabe
         -por tanto-

que en su silencio hay
                   abrazos y destellos
de un pasado que cabe
solo y entero
           -ni si quiera en briznas o pedazos-
en las faldas calientes
            de una cazuela
que no alberga si no
                      
                          regalos.

 

   

jueves, 30 de junio de 2016

Cuan humilde el silencio perpetuado
riscos de la desazón


Acaba la ternura de un caballo desbocado
gime inmundicias y corazón

Apresura y golpea fuerte mi pecho
anda libre entre cientos y cientos
brota del sepulcro que te acomodaron

Que no te dejen no es un fin ni un hecho,
vuelca y salpica el artificio de estos ramos
invierte el descaro donde amortajaron

¡Sé!

martes, 27 de agosto de 2013

Dolor

            Quién me dice a mi
        que en las suertes
    lejanas a toda lidia
        sea un asta tan afilada como la palabra
        la que parta el corazón en tres.

            Quién me dice       
            que no es el quebranto
        a tanto hedonismo.

En los placeres
que divulgaste hay notorias
insatisfacciones; creo que ajenas.

Mis manos están nerviosas

como en lejanía a mi cuerpo.



        ¿Por qué? pregunto, Por qué.

viernes, 30 de marzo de 2012

Eco 3.0



En lo dilatado y en lo exhausto
hallo dulzura excremental 
como en los suelos vírgenes de humanidad.

Alzo la mirada y admiro un Chemtrail*
con sus cuadrículas polutivas
que emergen del misterio,
cabalgados de conspiración.

Ladeado y con el frío en las manos
reconozco el defecto 
de semitonos pastel
que inundan la atmósfera y el desacuerdo,
copulando con lo disonante. 

Y en el exterior,
vinculado a la furia sistemática,
emprenden viajes decenas y docenas
en pos de una aventura inigualable,
frenada sólo en su momento, en su presente,
y que quedará para siempre en papel de foto.

Un vino, en esta tarde rara,
dos vinos y tres, que adecúen,
que subrayen la inestabilidad
para ser vista por los motores espirituales, 
para ser refrenada en lo absoluto,
para que podamos jugar desde la paciencia
de un sol exacto al que dibujas de niña.

jueves, 22 de marzo de 2012

Todo pesa



ante el sol de una mañana
hincha sus pulmones
   pese a todo
y canta,
canciones extranjeras
y lejanas y extrañas

frecuenta copas
y suelos asfaltados
  pese a todo

domina el salto diminuto
la quietud
la observación
la travesura

es un avión emplumado
es un señor
   pese a todo
presuntuoso y coqueto
y excelente

me persuade
-lo sabe-
y sin esfuerzo
calma espantos

   pese a todo


miércoles, 22 de febrero de 2012

Prestación bajo anestesia


Desafortunadas oportunidades
que se disipan en la crueldad de un brazo roto
desgastan la sensatez y el orden
minando la enciclopedia del entusiasmo,
resquebrajando inquietudes
y ahogándolos en ataúdes irrompibles.

El caso es que hoy pinta un cielo color índigo
y sin embargo hay oscuridades invisibles
que se mezclan con los honores y la honradeces
vestidas de luto blanco
o de sonrisas tan forzadas que ya rompen.

El sonido es el mismo, es un silencio
envuelto en zozobra, donde se disparan miradas
ocultas tras una máscara agotada de esconder lágrimas.

Resumiendo, escandalizado y perplejo, añado:
no quisiera esconderme como las avestruces
pero, qué demonios, echar a correr o gritar es lo mismo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Recomienzo infructuoso, supongo.


Administro en un bolsillo tus lágrimas,
las observo extrañado admirando tu salvaje alma,
miro al frente en un acto de indisciplina,
como un cobarde que no hace frente al tacto que predicas.

Frecuento con mis manos tus muecas pálidas,
merodeando como hielo entre los latidos de tu sol.
Semblante femenino, ése que destrona errores,
azótame unas cuántas veces, y otras cuantas mil.

Perplejo, como los dragones en sus orillas,
quieto, casi inerte, arrogante y escrupuloso,
meditabundo que no medita, acércate si quieres y comprende
que la vida te respira en la nuca, gritándote un poco de ti.

Vas por delante derribando todos los árboles;
el agua que hierve se está desbordando, así que abriga tu espacio.
Dilúyete en honestidad, deja de mentirte,
desgástate hasta llegar a un polvo fino
que se impregne en los poros de quien lo necesite.