
Florecientes estrategias de los niños,
colindantes a la despensa
en la que nos perdimos alguna vez
inclinados en su oscuridad
y en sus olores a galletas y pan,
sin hacer nada malo,
coqueteando con la inercia de la curiosidad.
Maltrecho por esos recuerdos, informo,
hay momentos para todo, incluso para la alegría.
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