
Una vez escuché que tus pasos diminutos
se aproximaban hacia mi con furia
y decidí escapar lamentándome.
Bandejas bañadas en oro
nos servían discrepancias en vasos de cristal
apuntando fragilidades inevitablemente ciegas.
Y corrían las oportunidades, como locas
y asilvestradas gatas arañando el futuro más próximo,
irradiando ternura y exclamando cuidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario