¿Escuchas? Es el agua sobre nuestros cimientos.
Tal vez, el día menos pensado,
te arrebate el corazón
y lo saboree canibalísticamente.
Hasta entonces te odiaré un poco.
Es sencillo, pero la tardanza acentúa los remedios,
y temerosos, con el pecho mutilado,
alteramos el raciocinio del tiempo,
con sus segundos, sus minutos y sus horas,
demacrando el normal trayecto
y haciendo que la envidia perpetre su oscuridad.
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