
Secuencias diáfanas estremecen y dilatan las virtudes
de unos seres apuestos y ensombrecidos por la inutilidad de sus manos.
En deshonor a sus impulsos recuerdan a sus hombres con nostalgia, refrenando sus quehaceres a una quietud pasmosa.
No os durmais en la presencia del sol,
y aun desmentid lo que os incomode.
Luna errante marcada por pasos quebradizos,
cuántas veces me viste asi, qué horror,
parecía todo aquello lo isaciable del ser.
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