
Te recuerdo sobre la silla, cuidando no perder esmero.
Tus fantasías litararias así lo reconocieron.
Cómodo y desaliñado una vez más,
divagando entre ideas de un romanticismo adolescente.
Recuerdo decirle -pensamos debido al movimiento-
El reiría en su interior.
Volvía y releía, adquieriendo mayor virtud.
Era un desorden momentáneo,
sin embargo su conclusión era yo mismo.
En aquel tiempo en que me sabía con gusto gustado,
te renunciaba, y era feliz porque buscaba.
Hoy en dia recuerdo. Los papeles muertos lloran soledad,
mis sienes revueltas suspiran libertad.
(Rimas fortuítamente inesperadas) Lloro mi ausencia,
el látigo con el que endurecía la realidad.
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