viernes, 22 de enero de 2010


Es tentador sentir tu mirada sodomizandome,
pero me da tanto miedo observarla
que yo mismo abucheo mi espantosa actitud,
deshonrando a mis suertes.

Ten el silencio ahora, desmenúzalo como a esos manojos de hierba.
Se cansará,
propondrá su mueca
y seguirá a tu lado sin fuego en su tacto.

Preludios de un nuevo poema,
o tal vez efervescentes paseos por la imaginación más cansada.

Por fin, sin tartamudeos,
la mayor mentira, el uso.
Dominado por un endemoniado impulso,
resto de la locura insana que acuesta la noche,
indago entre papeles buscando gloria sepultada,
escondida entre pisos de calles soleadas.
Perdón y gracias.

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