martes, 23 de agosto de 2011

Por el Camero




Son desafueros
que agudizan el ingenio
de quien anda con sobervia
entre nubes oscuras.

Dedicatorias que se escriben
con una tinta inexistente
y que recuerdan a los epitafios
donde se apaga la voz
para quedar la palabra muerta.

Son embargos adquiridos
inmersos en carlingas acogedoras
donde el fervor es un artificio
y el frío el mayor suceso.

Recuerdo expeler la mano
y besar el gimoteo
despreciándome al mismo tiempo
por ser tan brusco con tu delicadeza.

Quiero reiterarme hasta la saciedad
de un modo que pueda perpetuar
y ser yo mismo, inmiscuyéndome en mi mismo,
como una exhortación eterna e infinita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario